jueves, 25 de agosto de 2011

"Escocés, sonriente y muy veloz. Hablamos de Allan Wells" .

Los atletas británicos tienen una aureola mítica. Concretamente tres de ellos ( un judío, un escocés y un negro, y no es un chiste ) han conseguido el oro olímpico en los 100 mts. El judío fue Harold Abrahams, el escocés Allan Wells y el negro Linford Christie. Sobre Abrahams se contó su historia en "Carros de fuego". Linford Christie es uno de tantos atletas negros de las últimas décadas. El caso de Allan Wells es algo singular, ya que es el último blanco en vencer en el hectómetro olímpico, concretamente en Moscú en 1980. Aquella olimpiada es recordada por el duelo Coe-Ovett en 800 y 1500 mts o el doblete del pequeño etíope Mirus Yifter en 5000 y 10000 mts que, por cierto, decían de él que se desconocía su edad.
Wells llegó tarde a la velocidad. Sus inicios fueron en el triple salto y en longitud (7.32 mts). Todo cambió cuando el escocés encontró la inspiración en Donald Quarrie, un explosivo sprinter jamaicano de los 70. Si vais a Jamaica es posible escuchar expresiones como "don´t be so quarrie " (algo así como no vayas tan rápido). En Jamaica la admiración por la velocidad es tal que es capaz de infiltrase en el lenguaje y un Don Quarrie vivo y coleando todavía puede presumir de una frase hecha con su nombre. Hay otros casos en el deporte; por ejemplo "ser un fitipaldi" en alusión al piloto de fórmula 1 brasileño.
Volvemos a Allan Wells. Su momento de gloria llegó el verano del 80, aunque también brilló en los Juegos de la Commonwealth ( en Edmonton 1978 fue oro en 200 mts y en 4x100 mts y plata en los 100, detrás de Quarrie; en Brisbane 82 ganó el 100 ,siendo 2º Ben Johnson, y también venció en el 200 ). Volviendo a Moscú 80, el boicot de EEUU indicaba inicialmente que la velocidad olímpica iba a estar devaluada. El favorito en los 100 era el cubano Silvio Leonard que corria en la calle 1 y el escocés en la 8. En youtube se puede ver la final. Parece que el vencedor va a ser Leonard, pero el ímpetu del sonriente y musculoso Wells, con su aspecto de leñador del bosque, se impuso en el último suspiro. Llegó el 200 mts y un nuevo duelo acapararó las miradas: Mennea-Wells.El eléctrico italiano venció en una remontada vibrante y Wells quedó en segunda posición. Acabaron los juegos y llegó la cita del mitin de Koblenza donde Wells demostró que su victoria en Moscú no estaba devaluada, pues venció con claridad a los americanos Mel Lattany y Stanley Floyd.
Allan Wells tenía fama de obsesivo en el entrenamiento y como muchos atletas tenía sus manías. Una de ellas era la de tomar la salida sin los tacos y fue en Moscú donde por primera vez se introdujo su uso de manera obligada. Tuvo que ser la norma quien le convenciera, ya que su entrenador ( Wilson Young) no lo había logrado. Quien siempre ha estado cerca de Wells ha sido su mujer Margot. De hecho, la pareja todavía comparte su afición por la carrera a pie. Ya que mencionamos al matrimonio Wells, quiero compartir con los lectores un dato curioso: en el verano del 76 disfrutaron de unas semanas de descanso en tierras mallorquinas, exactamente en la colonia veraniega, cervecera y británica de Magaluf.
Los mayores de cuarenta y amantes del atletismo tenemos en mente a tres blancos en la velocidad: Borzov, Mennea y Wells. Borzov era el método, la técnica depurada. Mennea, la clase natural en un cuerpo fibroso. Wells representaba el trabajo incansable y tozudo, el
tesón por alcanzar el triunfo. El aspecto de Wells era imponente (183 cm y 86 kg ) y su planteamiento atlético rozaba el masoquismo. Él mismo lo recordaba en una reciente entrevista. Comentaba que le gustaba llevar el cuerpo y la mente hasta el límite de sus posibilidades. Leyendo historias sobre Allan Wells, descubriremos a un tipo simpático con las ideas claras para vencer: creer en uno mismo hasta la obsesión y disfrutar con el trabajo diario. Además de estos ingredientes, Wells tuvo su instante mágico. Sucedió en 1977, cuando un año antes de su fallecimiento Harold Abrahams colocó al escocés la medalla de ganador en una competición y Allan Wells sintió que algo grande iba a pasar. No se equivocó.


Juegos olímpicos de 1980, Moscú, Rusia, 25 de julio. Allan Wells se proclama Campeón Olímpico de los 100 metros lisos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario